martes, 2 de diciembre de 2014

Los vuelos privados, motor económico del aeropuerto y de la ciudad


Es muy habitual ver grandes reactores 
ejecutivos en la plataforma del aeropuerto.
(Foto de Rafael Álvarez Cacho)

Como decíamos en un artículo previo, el movimiento de pasajeros en vuelos comerciales regulares no es ni mucho menos el único negocio aéreo posible en el aeropuerto de Valladolid, aunque sí es cierto que es el más conocido y más nombrado en todos los medios de comunicación.

Pero el negocio aéreo se compone de más mercados, e incluso dentro del mercado de pasajeros hay más de un mercado que se puede explotar y, de hecho, se explota pese a las dificultades presentes impuestas en el aeropuerto de Valladolid.

En esta ocasión vamos a referirnos a un mercado de pasajeros con un alto potencial en Valladolid, que no es otro que el movimiento de pasajeros por motivos económicos o empresariales, ya que al fin y al cabo, Valladolid representa cerca de una cuarta parte del PIB industrial de la comunidad.

El movimiento de pasajeros a través de aviones específicos para el transporte a demanda de pocas personas con motivos diversos suele recibir el nombre de aviación privada, y cuando se trata de transporte de directivos con motivos exclusivamente empresariales, suele recibir el nombre de vuelos ejecutivos. Dado que a veces también se utilizan aeronaves ejecutivas para otros fines distintos a los empresariales, en este artículos nos centraremos en el cómputo global de vuelos privados.

Dentro de este grupo nos encontramos una ingente cantidad de movimientos según el motivo del viaje, así tenemos desde compañías de vuelos ejecutivos, pasando por empresas o individuos con aeronaves propias, y terminando con viajes privados haciendo uso de aviones de uso compartido por varios usuarios.

En el ámbito de las compañías de vuelos ejecutivos destacan las principales empresas de viajes corporativos de España y Europa, encontrando una importante presencia de vuelos de empresas como NetJets, Gestair, … que se componen de una flota mixta con aviones propios y aviones en copropiedad.

Sin embargo, si hay un negocio de vuelos privados que está experimentando un crecimiento elevado es el relativo al de las aeronaves en propiedad de grandes empresas, teniendo como empresas más destacadas con movimientos en Valladolid a Neumáticos Michelín, Galletas Siro o Mercadona. Destacando tanto la primera como la segunda que en los diez primeros meses del año 2014 han movido al triple de pasajeros que durante todo el año 2013.

Por último tenemos aquellos vuelos con propósitos de ocio o negocio por parte de aeronaves de empresas menores, clubes de vuelo,… que experimentan año tras año un crecimiento escaso pero mantenido.

El problema de estos vuelos de carácter privado reside en que son altamente dependientes de tres fundamentos principales. En primer término, su crecimiento está ligado a la mejora de la situación económica tanto empresarial como individual. En segundo lugar, de un horario aeroportuario lo bastante amplio como para permitir que los vuelos de negocios puedan partir temprano para llegar también lo más pronto posible a su destino; así como poder partir lo bastante tarde como para aprovechar al máximo el tiempo en los lugares de negocios. Por último, es importante gozar de unas instalaciones adecuadas en las que poder esperar a la partida de los vuelos.

En el caso del primer motivo, la situación económica en franco ascenso han demostrado que las cifras de pasajeros y operaciones se han ido incrementando en fecha recientes, baste ver como en todo el año 2013 se movieron a 1180 pasajeros, mientras que en los diez primeros meses de 2014, la cifra ya se ha elevado hasta los 1719 pasajeros, lo que implica un incremento de un 45’69%.

En segundo término, nos encontramos el principal escollo con que se topan los vuelos privados en Valladolid, tras la restricción de horario experimentada en los últimos años. Si bien puede parecer a priori que la restricción no es muy importante hay que tomar en consideración que lo más temprano que podría salir un vuelo es a las 8:30 lo que implica que no sería hasta cerca del mediodía cuando podría llegar a la mayoría de capitales europeas. Así mismo, obligaría a dejar cualquier negocio o reunión a las 18 horas para poder tomar el vuelo y aterrizar al filo de las 21 horas en Valladolid al borde del cierre del aeropuerto.

Por último, Valladolid carece de ninguna clase de sala o terminal destinada a pasajeros de negocios, si bien este tema no es vital para el desarrollo continuo de los vuelos privados a corto y medio plazo.


En último término conviene conocer el verdadero impacto de estos vuelos en el aeropuerto, y tomando en consideración que los pasajeros en salida han de pagar una tasa de unos 8’39€ y los aterrizajes cuestan por aeronave entorno a unos 30-40€ incluyendo otras tasas, se puede tomar en consideración unos 12€ como tasa media que saldría por pasajero, así pues, después de presentarse este año unos 1719 pasajeros por el momento, estos vuelos han aportado al aeropuerto cerca de 20.000 euros, en un negocio en constante crecimiento y que de explotarse podrían aportar a corto plazo y si se retiran algunas de las trabas impuestas en Valladolid los 30.000 euros pudiéndose pensar en que esta cifra pudiese crecer hasta los 100.000 euros a medio plazo, y de un modo indirecto, también a hacer crecer fuertemente las industrias locales.

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