Es muy habitual ver grandes reactores
ejecutivos en la plataforma del aeropuerto.
(Foto de Rafael Álvarez Cacho)
Como decíamos en un artículo previo, el movimiento de
pasajeros en vuelos comerciales regulares no es ni mucho menos el único negocio
aéreo posible en el aeropuerto de Valladolid, aunque sí es cierto que es el más
conocido y más nombrado en todos los medios de comunicación.
Pero el negocio aéreo se compone de más mercados, e incluso
dentro del mercado de pasajeros hay más de un mercado que se puede explotar y,
de hecho, se explota pese a las dificultades presentes impuestas en el
aeropuerto de Valladolid.
En esta ocasión vamos a referirnos a un mercado de pasajeros
con un alto potencial en Valladolid, que no es otro que el movimiento de
pasajeros por motivos económicos o empresariales, ya que al fin y al cabo,
Valladolid representa cerca de una cuarta parte del PIB industrial de la
comunidad.
El movimiento de pasajeros a través de aviones específicos
para el transporte a demanda de pocas personas con motivos diversos suele
recibir el nombre de aviación privada, y cuando se trata de transporte de
directivos con motivos exclusivamente empresariales, suele recibir el nombre de
vuelos ejecutivos. Dado que a veces también se utilizan aeronaves ejecutivas
para otros fines distintos a los empresariales, en este artículos nos
centraremos en el cómputo global de vuelos privados.
Dentro de este grupo nos encontramos una ingente cantidad de
movimientos según el motivo del viaje, así tenemos desde compañías de vuelos
ejecutivos, pasando por empresas o individuos con aeronaves propias, y terminando
con viajes privados haciendo uso de aviones de uso compartido por varios
usuarios.
En el ámbito de las compañías de vuelos ejecutivos destacan
las principales empresas de viajes corporativos de España y Europa, encontrando
una importante presencia de vuelos de empresas como NetJets, Gestair, … que se
componen de una flota mixta con aviones propios y aviones en copropiedad.
Sin embargo, si hay un negocio de vuelos privados que está
experimentando un crecimiento elevado es el relativo al de las aeronaves en
propiedad de grandes empresas, teniendo como empresas más destacadas con
movimientos en Valladolid a Neumáticos Michelín, Galletas Siro o Mercadona. Destacando
tanto la primera como la segunda que en los diez primeros meses del año 2014 han
movido al triple de pasajeros que durante todo el año 2013.
Por último tenemos aquellos vuelos con propósitos de ocio o
negocio por parte de aeronaves de empresas menores, clubes de vuelo,… que
experimentan año tras año un crecimiento escaso pero mantenido.
El problema de estos vuelos de carácter privado reside en
que son altamente dependientes de tres fundamentos principales. En primer
término, su crecimiento está ligado a la mejora de la situación económica tanto
empresarial como individual. En segundo lugar, de un horario aeroportuario lo
bastante amplio como para permitir que los vuelos de negocios puedan partir
temprano para llegar también lo más pronto posible a su destino; así como poder
partir lo bastante tarde como para aprovechar al máximo el tiempo en los
lugares de negocios. Por último, es importante gozar de unas instalaciones
adecuadas en las que poder esperar a la partida de los vuelos.
En el caso del primer motivo, la situación económica en
franco ascenso han demostrado que las cifras de pasajeros y operaciones se han
ido incrementando en fecha recientes, baste ver como en todo el año 2013 se
movieron a 1180 pasajeros, mientras que en los diez primeros meses de 2014, la
cifra ya se ha elevado hasta los 1719 pasajeros, lo que implica un incremento
de un 45’69%.
En segundo término, nos encontramos el principal escollo con
que se topan los vuelos privados en Valladolid, tras la restricción de horario
experimentada en los últimos años. Si bien puede parecer a priori que la
restricción no es muy importante hay que tomar en consideración que lo más
temprano que podría salir un vuelo es a las 8:30 lo que implica que no sería
hasta cerca del mediodía cuando podría llegar a la mayoría de capitales
europeas. Así mismo, obligaría a dejar cualquier negocio o reunión a las 18
horas para poder tomar el vuelo y aterrizar al filo de las 21 horas en
Valladolid al borde del cierre del aeropuerto.
Por último, Valladolid carece de ninguna clase de sala o
terminal destinada a pasajeros de negocios, si bien este tema no es vital para
el desarrollo continuo de los vuelos privados a corto y medio plazo.
En último término conviene conocer el verdadero impacto de
estos vuelos en el aeropuerto, y tomando en consideración que los pasajeros en
salida han de pagar una tasa de unos 8’39€ y los aterrizajes cuestan por
aeronave entorno a unos 30-40€ incluyendo otras tasas, se puede tomar en consideración
unos 12€ como tasa media que saldría por pasajero, así pues, después de
presentarse este año unos 1719 pasajeros por el momento, estos vuelos han
aportado al aeropuerto cerca de 20.000 euros, en un negocio en constante
crecimiento y que de explotarse podrían aportar a corto plazo y si se retiran
algunas de las trabas impuestas en Valladolid los 30.000 euros pudiéndose pensar
en que esta cifra pudiese crecer hasta los 100.000 euros a medio plazo, y de un
modo indirecto, también a hacer crecer fuertemente las industrias locales.
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