El avión de Volotea entrando en
plataforma de Valladolid el domingo pasado.
(Foto de Rafael Álvarez Cacho)
El pasado domingo día 1 de julio, hizo acto de presencia el
primer vuelo de Volotea en el aeropuerto de Valladolid, iniciando una nueva
etapa como compañía con la ruta con Ibiza.
Pese a su corta edad, la compañía, ya cuenta con más de 50
destinos y rutas por toda Europa operados con aviones del tipo Boeing 717 que a
día de hoy, aun tienen los 115 asientos que traían en origen desde Estados
Unidos. Pese a lo reducido del número, la cantidad de plazas de este avión,
ocupa el 3º lugar en cuanto a vuelos regulares, sólo superado en estos momentos
por los Boeing 737 de Ryanair con sus 189 asientos y por los Airbus A320 de
Orbest con sus 180 asientos. Así mismo, presenta un aumento mínimo de 15 plazas
con respecto al mayor de los aviones de Air Nostrum (CRJ1000 con 100 plazas).
El vuelo del domingo, tuvo como protagonista al Boeing 717
con matrícula EI-EXB, un avión con tan sólo 8,8 años de vida, operado
previamente por Midwest desde 2003 a 2009, donde fue retirado desde entonces al
desierto de Mojave hasta que Volotea ha decidido ponerlo nuevamente en
servicio, desde el día 13 del mes pasado. Curiosamente, pese a que Volotea
tiene su sede en Barcelona, el avión
porta matrícula de Irlanda; debiéndose este hecho a que la burocracia y papeleo
que supone matricular un avión en nuestro país hace sumamente largo y tortuoso,
para una compañía recién creada, mientras que el papeleo en Irlanda se reduce a
pocas horas o días.
Pero ya centrándonos en el viaje en cuestión, cabría la pena
comenzar comentando que el precio por billete hacía presagiar muy buenas
ocupaciones, pese a que posteriormente se observó que no sucedía tal cosa…
El avión partió ya con 27 minutos de retraso de Ibiza,
debido al retraso en el vuelo previo; y así, en lugar de despegar a las 12:35,
el avión no se encontraba en el aire hasta las 13:02; marcando entonces AENA la
llegada para las 14:20 (veinte minutos más tarde de lo programado), un estreno
que perdió un poco el brillo por este motivo. Sin embargo, ya próximos a las
14:15 contactó con torre que le ofreció un aterrizaje ILS por la cabecera 23,
procediendo progresivamente a 11000 pies (3600 metros de altura sobre el nivel
del mar) y a 6000 pies (2000 metros sobre el nivel del mar, o, 1100 metros
sobre el terreno); para, ya próximos al aeropuerto, pedir los pilotos del avión
autorización para terminar el vuelo en visual, lo cual les fue concedido y el
avión se encontraba ya en tierra y frenando a las 14:28, para estacionarse en
plataforma en torno a las 14:32, sin arco por parte de los bomberos, pese a ser la tradición cuando hace acto de presencia una nueva ruta o compañía.
Se procedió entonces al desembarco de pasajeros, que se
limitó a una cifra de 30, incluyendo entre ellos a un bebé, y una vez concluida
la bajada, se procedió a embarcar a una pasajera con movilidad reducida, y, una
vez instalada junto con su familiar, se continuó con el embarque del resto de
pasajeros hasta alcanzar la cifra de 61 personas, de las cuales 7 eran niños.
El avión solicitó arranque de motores entorno a las 14:50 y
a las 14:52 ya estaba solicitando el rodaje, dejando a los pilotos la decisión
de rodar a la cabecera de pista que prefiriesen, eligiendo estos la pista 23
nuevamente. A las 14:58 ya estaban en cabecera de pista y autorizados a
despegar, lo cual hicieron de inmediato, para, una vez en el aire, con un
ligero viraje a derechas, dirigirse hacia Zamora, donde iniciarían su ruta
hacia el aeropuerto ibicenco, pasando así mismo por encima de Madrid y
Valencia, antes de adentrarse en el mar Mediterráneo.
Las ocupaciones fueron del 26’09% a la llegada y del 53,04%
en la salida; ocupaciones muy bajas, para vender billetes a 160 euros para la
salida.
Sin embargo, la posible razón para que esto se produzca es
la presencia en monopolio de Iberia Handling como operador de handling en el
aeropuerto de Valladolid (Lesma, asiste a Ryanair como autohandling, pero no
puede asistir a ninguna otra compañía en Valladolid), lo cual supone que puede
cobrar lo que quiera a cada avión que tengan que asistir hasta el tope fijado
por AENA; es decir, al carecer de competencia, se aplica la tarifa máxima para
la compañía que tengan que asistir, lo cual, para un Boeing 717, es de 1120,57
euros; es decir, un coste por asiento de 9 euros, pero que para la ocupación de
llegada supone 37’35 euros por asiento ocupado, y para la salida de 18,37€ por
asiento ocupado; cantidad muy elevadas, y que pueden ocasionar que la compañía
se marche si no logra rentabilizar sus operaciones.
En España, sólo los aeropuertos con más de un millón de
pasajeros/año en 2008 tienen a día de hoy 2 o más operadores de handling en el
aeropuerto; rompiéndose la situación de monopolio que Valladolid aun sufre
semana tras semana con costes por billete mucho más elevados y menos
apetecibles para los pasajeros que se planteen volar desde Valladolid.
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