Vueling también opera en Valladolid
sin recibir ninguna subvención.
(Foto de Rafael Álvarez Cacho)
Siguen siendo muchas las aerolíneas que a día de hoy se
siguen escudando en la excusa de la mala situación económica para alegar su
negativa a instaurar nuevos vuelos, pese a que estos se hayan demostrado con
anterioridad y en periodos de mayor crisis económica unos resultados
excepcionales.
Puede que estas palabras hagan referencia a una situación
interna de la compañía, si bien la amplia mayoría de ellas han aprovechado la
coyuntura de malos resultados económicos en el cénit de la crisis económica
para reestructurar su equipo humano, logrando con ello incrementar su
productividad con salarios contenidos.
No obstante, siguen siendo muchas las aerolíneas, que pese a
haber empezado a arrojar números negros en los últimos meses o años, usan la
excusa de la crisis para volver al periodo anterior, ese en el que una
aerolínea recibía ingentes cantidades de dinero por operar rutas que luego se
demostraban altamente beneficiosas para la compañía, pero que amenazaba con
quitar si dejaba de fluir el dinero de las arcas públicas.
Los ciudadanos han cambiado sus conceptos y ya no pueden
justificar que con el dinero de los impuestos se pague a aerolíneas para
establecer vuelos; y es que una aerolínea no deja de ser una compañía, privada
en la mayoría de los casos, que por tanto ha de regirse por la máxima del
beneficio económico, siendo en este punto en el que Valladolid sale claramente
perjudicada en la recuperación de vuelos internacionales.
Basta con ver el ejemplo de comparación real que existe hoy
entre Santander y Valladolid.
Mientras en Santander, se mantiene una subvención (a día de
hoy firmada hasta mediados de 2016) con Ryanair; en Valladolid, dicha aerolínea
opera sin ninguna clase de aliciente económico.
Tomando por ejemplo, los últimos datos, es decir, los
referentes a septiembre de 2014, tenemos que Santander movió gracias a Ryanair
a 71098 pasajeros en 426 vuelos, lo cual supone 166,89 pasajeros por vuelo (un
88’3% de ocupación); por su parte, Valladolid movió a 11756 pasajeros en 70
operaciones (60 con Barcelona y 10 con Lanzarote, con ocupaciones del 88’76 y
del 89,42% respectivamente).
Es decir, a pesar de tener una mayor ocupación en sus
vuelos, Santander mantendrá sus frecuencias mientras la ruta con mayor
ocupación de septiembre, la de Lanzarote, ya ha desaparecido hasta el próximo año
(con suerte), y la otra ruta ve reducidas sus frecuencias en pocos días.
Por si eso no fuera poco, según datos del INE, en su último
registro (agosto de 2014), el 37’83% de los turistas en Valladolid procedían
del extranjero, totalizando más de 14.000 viajeros de otros países; por el 27’05%
de extranjeros que registró Santander en el mismo periodo y que apenas superan
los 12.000 viajeros foráneos. Todo ello pese a que Valladolid carece de vuelos
internacionales, mientras Santander cuenta con vuelos a tres grandes ciudades
europeas.
Pero es entonces cuando hay que pasarse a la parte económica
y es que si supusiéramos que cada pasajero de cada vuelo de Santander y
Valladolid paga 50 euros por billete, tenemos que en Ryanair se embolsa 8344,5
euros en el caso de Santander, por 8397. A priori, Valladolid tiene las de
ganar, pero es entonces cuando entran en juego las subvenciones, que suponen,
en función de comunidades, entre 1 y 3 euros por asiento ofertado (no por
asiento ocupado), lo cual, tomando la media de 1,5€ por asiento, da que cada
vuelo a Santander le reporta a Ryanair 283,5€ más, y totaliza una media de
ingresos por vuelo de 8628€ por vuelo, haciendo que Valladolid no compita en
los mismos términos y decantando así la balanza a favor de donde menos demanda
hay.
Así pues, con estos datos queda claro que quedan dos
opciones en el caso de Valladolid:
-
Esperar que alguna aerolínea acabe poniendo
vuelos internaciones en algún momento aprovechando su demanda de vuelos ya
conocida.
-
Retomar las subvenciones a las aerolíneas para
volver a competir en igualdad de condiciones, aunque tengan que ser
subvencionadas con cargo a arcas privadas, como son las de hostelería o
comercio por ejemplo, que serán los más beneficiados de que a Valladolid
regresen los vuelos internacionales.
Me ha gustado que des cifras, y el numero de visitantes extranjeros me ha sorprendido bastante. La opcion de que los hosteleros apoyen la solicitud del regreso de los vuelos internacionales con dinero la veo bastante complicada por desgracia.. No obstante gente como yo que vuela a otros aeropuertos y luego tiene que organizarse el desplazamiento a Valladolid, esta gastando un dinero que luego no va a dejar en la ciudad.
ResponderEliminarLa idea de poner vuelos directos sería justamente esa de permitir un vulo más directo, que permita un presupuesto menor para movilizar a más personas y a la vez permitir que el que acuda cuente con un mayor presupuesto, menos quebraderos de cabeza y la posibilidad de acudir fácilmente en futuras ocasiones.
ResponderEliminarSin duda es complicado esperar que los empresarios de Valladolid estén dispuestos a sufragar esos patrocinios, mas que nada por carecer de miras de futuro, ya que el coste por vuelo diario no sería de mas de 10.000 euros al mes (a distribuir entre diversos comercios), y si solo un 10% de los que vienen son turistas podríamos estar hablando de un mínimo de 54.000 euros (gasto medio por turista de 100€) que es un ingreso más adecuado para justificar el gasto de patrocinio a las aerolíneas (aunque ciertamente es más cómodo que lo haga una administración y no tener que invertir para ganar dinero).
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